Galletas 3D de pan de jengibre (receta tradicional checa)

¡Se acerca la Navidad!

Nos lo dicen el black friday y el Corte Inglés, así que hay que ponerse manos a la obra y hacer las primeras aproximaciones a los dulces típicos de la época. En esta ocasión os traigo unas galletas muy especiales que hacía ya tiempo que rondaban por mi cabeza. Desde que vi los cascabeles navideños en el libro de Rocío Cuenca pensé en hacer bolas tradicionales para el árbol de navidad, así que me di un paseo por San Google para inspirarme y oh sorpresa! Ya todo está inventado y llevan haciéndose toda la vida en la República Checa. Encontré esta receta en el blog de Nani Mosteo, me pareció fantástica y decidí intentarlo.

Ingredientes (en mi caso me dio para 5 bolas, pero eso dependerá del diámetro del molde que se utilice):

- 500 g de harina de todo uso.

- 140 g de azúcar superfino (se puede moler el azúcar blanquilla en un molinillo o en la Thermomix. En la receta original utiliza azúcar glass comercial)

- 2 cucharadas de cacao puro en polvo (yo he usado cacao puro Valor)

- 1 cucharadita de bicarbonato sódico

- 1/4 de cucharadita de jengibre molido

- 1/2 cucharadita de canela molida

- 1/4 de cucharadita de clavo molido

- 1/4 de cucharadita de nuez moscada molida

- 1/2 cucharadita de sal fina (la receta original no lo contempla pero a mí me gusta añadir sal a las recetas dulces, para potenciar el sabor)

- 80 g de mantequilla a temperatura ambiente

- 2 huevos medianos para la masa, a temperatura ambiente

- 100 g de miel

- 1 o 2 huevos batidos, para pintar las galletas recién salidas del horno

En la receta original también añade (como no tenía no las utilicé):

- una pizca de pimienta negra molida

- una pizca de anís estrellado molido 

Preparación:

1.- Mezclamos en un bol todos los ingredientes secos: harina, azúcar, cacao, bicarbonato sódico, especias variadas, y tamizamos sobre el bol de la amasadora (yo he utilizado una amasadora KitchenAid, roja).

2.- Batimos a velocidad baja con el accesorio de pala y vamos añadiendo los demás ingredientes poco a poco. Los huevos ligeramente batidos, la mantequilla cortada en dados y la miel. La mezcla estará lista cuando comience a separarse de las paredes del bol. En caso de que no haya ligado lo suficiente, se le puede añadir un chorrito de leche. No puedo precisar cuánto porque eso dependerá de cada caso, puede ser una cucharada o más cantidad.

Tal como comenta Nani Mosteo, “la masa resultante es firme, no se pega a los dedos, su color es marrón tostado y desprende un aroma delicioso”. ¡Realmente delicioso! el olor sorprende gratamente y dan ganas de comerse la masa en un canapé.

3.- Dejamos reposar unas 24 horas en la nevera, envuelta en film transparente. También se puede congelar.

  

4.- Al día siguiente sacamos la masa de la nevera y cuando esté a temperatura ambiente ya podemos estirarla y cortarla. Para las galletas esféricas utilizamos un rodillo nivelador con un grosor de 4 mm. Cortamos la masa con un cortador bastante más grande que el diámetro del molde, de modo que la masa llegue hasta casi el borde del mismo. Yo hice pruebas con el cortador más grande que tenía (el blanco de la foto) y se quedaba escaso, así que utilicé la tapa de un bote de la despensa. Colocamos el círculo de masa por fuera del molde (por dentro no, que no sale bien y si, lo he intentado) adaptándolo con cariño hasta que quede perfectamente adherido al mismo. Normalmente es aconsejable congelar unos 10 minutos las galletas antes de meterlas en el horno, para que no se deformen. En este caso no es necesario, la masa aumentará un poco su tamaño, cubrirá todo el molde y se desmoldará sin ningún esfuerzo.

5.- Precalentamos el horno a 180ºC. Puedes poner el horno a calentar antes si crees que te va a dar tiempo de sobra o si tu horno es del pleistoceno y tarda mil años en calentar. Yo por experiencia estoy harta de poner el horno a calentar demasiado pronto y gastar energía innecesariamente.

6.- Colocamos las galletas en una bandeja de horno separadas entre sí por una distancia prudencial, puesto que van a aumentar su diámetro al hornearse. Si tienes una bandeja especial para galletas, de color claro, no necesitas nada más. Si se trata de una bandeja normal de color negro debemos utilizar papel de horno, de lo contrario el color oscuro provocará que se quemen por la base.

7.- Horneamos entre 10 y 15 minutos según el tamaño de las galletas. En mi caso las dejé 15 minutos dado que son bastante grandes (8 cm de diámetro).

8.- En el tiempo de horneado vamos preparando el huevo batido para cubrir las galletas. Si lo deseamos, podemos añadir colorantes a nuestro gusto. Yo preparé galletas con huevo sin teñir y teñidas con distintas intensidades de rojo.

9.- Nada más salir del horno pincelamos las galletas con el huevo batido y las dejamos enfriar unos 10 minutos. Pasado ese tiempo las pasamos a una rejilla y las dejamos enfriar completamente. Una vez frías se desmoldan sin esfuerzo.

 

10.- En general es recomendable dejar reposar las galletas un día o dos antes de decorar, para evitar que la mantequilla de la masa produzca manchas en la glasa. Desconozco si en este caso el baño de huevo protege de este efecto. En cualquier caso, yo las dejé hasta el día siguiente en un bote de lata hermético.

11.- La decoración de estas galletas la realicé con glasa real y adornos de azúcar varios. Decoramos cada mitad por separado y finalmente unimos las dos mitades con glasa real. Para colocar el lazo agujeramos un poquito cada una de las dos mitades. Haremos en el lazo un nudo más grande que el agujerito, que quedará dentro de la galleta, tal como se puede apreciar en la foto.  

¿Perdón? ¿Qué por qué he despedazado vilmente una de mis preciosas galletas para enseñaros cómo queda el lazo? Ahora os lo cuento.

Pero antes os dejo unas fotillos de mis tan deseadas galletas:

Galleta favorita del público:

Galleta favorita del gato:

 

Crónica de una muerte anunciada

Y al cuarto día pude por fin admirar mi obra completa y me pareció una buena idea llamar a mi amiga Tuburcia  Palomo para contárselo. Me fui al salón para hablar cómodamente y oigo a mi madre:

- ¡No dejes las galletas en la cocina que se las va a comer el gato!

- ¡Pero cómo se va a comer el gato unas galletas mujé!

Seguí a lo mío y le dije a Tiburcia, le dije…

Mientras tanto en la cocina, mi gata se revolvía, buscando objetos que le sirvieran, comida mucho mejor!

Bien, ¿No hace falta que siga verdad?

Muchas gracias por llegar hasta aquí. Espero que las intentéis hacer y dejéis abajo muchos comentarios constructivos, que siempre son bienvenidos.

Bicos mil, 

Isabel Isa.